domingo, 12 de septiembre de 2010

Un tremendo viaje Nerd/Científico/Artístico/Sentimental

The scientist does not study nature because it is useful; he 
studies it because he delights in it, and he delights in it because 
it is beautiful. If nature were not beautiful, it would not be 
worth knowing, and if nature were not worth knowing, life would not 
be worth living. – Henri Poincaré, mathematician, physicist, theoretician.

La cita que aparece aquí arriba me gusta mucho. Me parece que debe ser un recordatorio constante y un punto de partida para todos los que de alguna manera u otra practican la ciencia (o critican la ciencia). Me explico.

Cuando empecé en la Universidad, vivía el dilema gigante de no saber exactamente qué quería hacer con mi vida exactamente. Deseaba hacer algo útil, algo que de alguna manera u otra mejorara la calidad de vida de la gente. En ese proceso, decidí estudiar biología sabe Dios por qué razón. De inicio, lo hice puramente porque era la única manera en que pensaba que tendría la oportunidad de ser médico, algo que por muchas razones me interesaba. No obstante, en el proceso, mi visión fue cambiando.

Releyendo la cita, reflexiono en los pasados años de mi vida. Para mí, esa división tan obvia entre las humanidades y las ciencias cada vez se fue haciendo más difusa, hasta que ahora no puedo concebir que sean dos cosas tan opuestas. Me fui dando cuenta que había arte en la física, que había muchísima belleza en la biología, y en la matemática y en la química y en todo. Imagínense, no fueron pocas las veces que estaba en una clase de Inmunología o de Biología del Desarrollo y casi se me formaba un nudo en la garganta ante la emoción de lo que estaba aprendiendo.

Como bióloga, siento que me mueven principalmente dos cosas. Primero, me mueve una curiosidad gigantesca. Creo que nunca la superé de niña, y siempre me gusta saber el por qué de todo. Segundo, me mueve un profundo sentido de asombro por la naturaleza. No puedo evitar quedarme boquiabierta ante tanto detalle, tanta perfección. No puedo evitar sorprenderme ante la capacidad asombrosa de adaptación y de evolución de las cosas vivas. Más aún, no puedo evitar preguntarme de dónde habrá surgido todo, cómo habrá empezado. Quizás porque toda la vida he crecido apegada a la creencia en Dios, pero no puedo evitar pensar que tiene que existir un elemento sobrenatural en todo esto. Llámalo como tú quieras.

De este modo, cuando miro por un microscopio una celulita moviéndose, o las estomas de una hoja en todo su detalle, o una diatomea, o la complejidad de un tejido del cuerpo humano, no puedo evitar emocionarme y sentir que estoy ante una gran obra de arte.

Disclaimer

“Una paja mental es aquella serie de pensamientos que no lleva a ninguna conclusión y que no es productiva, es decir, imaginarse algo que nada tiene que ver con la realidad y jugar con ello.” - http://vampirow.blogspot.com/2005/04/paja-mental.html

(Un poco más de información: http://es.wiktionary.org/wiki/paja_mental)

Aparentemente en algunos lugares, una paja mental es algo bastante vulgar. Búsquenlo por Internet, jeje. De todos modos, le puse el título al blog más por la línea de la definición de aquí arriba. Sólo quería explicarlo :).

jueves, 2 de septiembre de 2010

Haití, Belleza, Estética, Paja Mental.

Hace unos meses fui a Haití. Fue un viaje que transformó mi vida de muchas maneras. De hecho, de las primeras cosas que postié aquí fue una carta que le escribí a una amiga/profesora de Haití justo al regresar de allá. Hay algo que he andado pensando desde que regresé, y que he estado ‘escribiendo’ en mi mente, para luego plasmarlo en este espacio. Les explico.

Recuerdo que cuando estaba en cuarto año de escuela superior, la maestra de español nos estuvo hablando por algún tiempo de las distintas escuelas de pensamiento sobre la estética y la belleza. Algunos teóricos, particularmente de corte más tradicional, entienden que para que algo tenga valor estético, y sea considerado ‘bello’, debe seguir un patrón bastante rígido y estricto de criterios establecido anteriormente por otros teóricos más viejos que ellos. Otras visiones más contemporáneas proponen que lo ‘bello’ se deriva de aquello que causa una sensación de placer en el espectador. El punto es que por los siglos de los siglos, los humanistas andan debatiéndose cuál de tantas formas es la correcta. Sin embargo, excepto por círculos posmodernos bastante académicos y exclusivos, me parece que la visión popular de la belleza es una mezcla entre esas vertientes que menciono. Algo que es ‘bello’ sigue un patrón predeterminado y genera en nosotros una sensación positiva de alegría, de placer, de bienestar. Yo considero bonito un ‘landscaping’ bien pulido, con las florecidas perfectamente colocadas, y la grama bien cortadita. Considero hermosa una casa recién pintada y remodelada, una mujer con cada cabello justo en su sitio. No me atrevo a bajarme del carro en algún sitio a menos que esté ‘decente’, porque si no, asumo (y posiblemente, asumo correctamente) que me van a juzgar por no andar como se supone. Ustedes se estarán preguntando qué tiene todo esto que ver con Haití, así que prometo ir al grano.

Para mí, ir a Haití fue una invitación a reconsiderar mis paradigmas de la belleza. Lo que había visto del país son las fotos que salen en el periódico, en la revista TIME, todas fotografías que de alguna forma mitifican la realidad que se vive allí. De ninguna manera las fotografías se comparan con la experiencia de estar allí y de visitar el país.

Tan pronto salimos del avión, nos topamos con un calor intenso, con el revolú de agarrar los motetes y con una masa de personas solicitando nuestra atención al salir del aeropuerto. Teníamos que movernos rápido, cargar como pudiésemos nuestras maletas, porque había que llegar al vehículo lo antes posible. La desesperación de la gente era grande, y aún meses luego del terremoto, no era seguro quedarnos demasiado tiempo por la calle con todo el equipaje. Al montarnos al carro, quedamos inmersos en el tapón de todos los días de Port-Au-Prince. En cada espacio libre que veía desde la ventana del carro, se asomaba apretujado un toldito o una caseta donde antes había habido un edificio o un espacio de grama. Por momentos, hasta vimos casetas en los islotes que separaban los carriles de ir y de venir. Nos dijeron que no habían tantos escombros como habían justo después de la tragedia, pero a mis ojos occidentales, adoctrinados a considerar la belleza como un sinónimo del orden, aquello era un desastre, un verdadero desastre. Los ríos contaminados hasta más no poder, la basura y el mal olor por todas partes. Para colmo, quise ser brava y me lancé al viaje sin mosquitero. Con el calor terrible que hacía por la noche, me desarropé… Error… Se podrán imaginar que al otro día, parecía que tenía varicelas de la cantidad increíble de picadas que tenía por todo el cuerpo.

No obstante, en medio de la obvia incomodidad de salir de mi mundo ordenado y ‘bonito’, me topé con una belleza que no conocía. Sentí que la vida, que Dios me retaba a mirar más allá, a encontrar valor y belleza en cosas que se salen de lo que yo previamente consideraba hermoso. A ver lo hermoso de una mujer cargando una canasta sobre su cabeza con una gracia, con una elegancia que yo no sería capaz de tener. A percibir belleza en un niño que se saca una sonrisa de oreja a oreja cuando te ve pasar. A permitirme ser conmovida hasta las lágrimas en ver a un barrio completo vestido con sus mejores ropas caminando por la calle y cantando canciones de camino a la iglesia. A disfrutar el placer simple de jugar con unas niñitas preciosas que no entienden ni papa de lo que tú les hablas, pero se esfuerzan porque entiendas lo que te dicen y te dan una bienvenida sincera y transparente a su mundo, a sus vidas (Mayushka, Gaillen, Princess, nunca van a leer esto, pero me cautivaron para siempre, y estoy loca por verlas de nuevo). Eso es vida. Eso es placer. Eso es belleza.

Lo que sale en la TIME, en el periódico, en la televisión, para nada se compara con lo que se vive en el país. La realidad es muy dura, la miseria es grande, la necesidad abrumadora, y la desesperanza una tentación muy grande. Sin embargo, si te permites a ti mismo sacudirte de tus ideas previas y prejuiciadas, descubrirás un universo de bellezas por descubrir.

No hace falta ir a Haití para hacer este ejercicio. No obstante, si deseas ser parte de lo que Iniciativa Comunitaria está haciendo en Haití, te invito a que escribas a abrazosparahaiti@yahoo.com. Ellos inaguraron hace poco el Hospital Corazón Alegre, para niños y niñas en necesidad de atención médica. Además, hacen clínicas ambulatorias alrededor de la isla semanalmente. No tienes que ser un estudiante o profesional de la salud, sino solo tener disposición, sensibilidad y amor para compartir.

Por si no sabes quién soy.

Siempre me ha gustado mucho escribir, pero se me hace difícil sacar espacio para sentarme, pensar… Mi vida está siempre tan llena de tantas voces, de tanto ajoro, de compromisos, y casi nunca me sobra el tiempo para darle rienda suelta a la creatividad y reflexionar sobre las cosas que suceden en mi país, en el mundo, y en mi vida. Por eso la idea de abrir este ‘blog’, para un poco auto-disciplinarme y permitirme sacar esos espacios tan necesarios. Espero que disfrutes las cosas que vaya posteando, y que te inviten a pensar y a seguir aprendiendo de la vida.

Un poco de mí: Mi nombre es Sahily Reyes. Nací y me crié en Puerto Rico. Tengo 22 años, y soy estudiante de primer año de medicina en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Estudié mi bachillerato en biología, pero pensé por algún tiempo que quería ser maestra… Después pensé que quería ser psicóloga, después artista, después maestra de nuevo, y en resumen, una electiva en biología fue suficiente para capturarme para siempre. Tengo mucho interés en la investigación biomédica, particularmente en cosas relacionadas con comportamiento, adicción, enfermedades infecciosas, regulación de expresión genética—ay, es que me gusta todo!

Soy la menor de tres hermanos, la tía de tres maravillosos niños, la hija de los mejores padres del planeta, y la novia de un gran chico. Soy cristiana desde los 14 años, y por más que intento huirle a la religión y por más que peleo con mi fe, ha sido lo más constante que he tenido en mi vida desde entonces. Otro día les cuento más de eso, jeje.. Me fascina la música, y toco algo de piano. Me encanta el arte en todas sus manifestaciones: amo el teatro, amo el cine, amo la pintura, amo la escultura, amo la poesía, amo la literatura, en fin, me cautivan todas las formas de expresión humana. Desde que empecé en la Escuela de Medicina hace un mes, dudo un poco más de mi cordura, y estoy casi segura que tengo algún grado de déficit de atención y narcolepsia. Me apasiona el servicio, el compartir experiencias de vida con personas que viven realidades muy distintas a la mía, conocer gente que viven en mi mismo país, pero que han tenido que lidiar valientemente con situaciones que son inimaginables para mí. La vida (y Dios) me ha permitido trabajar de voluntaria en algunas organizaciones en Puerto Rico, y además de salir en viajes a otros lugares en el Caribe, para compartir en experiencias de servicio comunitario con diferentes personas. Sueño con combinar todo ese revolú de cosas que amo y hacer una carrera que combine todo. Amén. Jajajajaja.

Poemita medio lame :)

Voy camino

Camino de algo, andando

Buscando, buscando

Voy camino, voy en camino

Sin fin, con rumbo

Buscando

Unete, unamosnos

Camino, caminemos

Seamos juntos

Dame tu mano

Toma la mia

Te la comparto

Camino de algo, andando

Voy camino.

La caminatita de todos los días

Hace poco menos de un mes soy estudiante de primer año de medicina. No sé mucho más de lo que sabía hace un mes sobre el cuerpo humano, pero pienso que estar aquí estudiando dentro del Centro Médico de Puerto Rico ya me está enseñando algunas cosas. Entre esas, quiero compartir una experiencia particular.

Cuando empezaron las clases, decidí que iba a estacionarme ‘en la calle’ (entiéndase en los vecindarios alrededor del Centro Médico) para no pagar la alta mensualidad de los estacionamientos privados. En mi opinión, con lo que pagaría de estas mensualidades, mejor me pago un pasaje a algún lugar cuando finalice el año. Desde el primer día, me estaciono frente al Hospital Psiquiátrico Correccional, que para todos los efectos está al lado del expreso. Tripeo con mis amigos que dejo el carro en Caguas de lo mucho que tengo que caminar para llegar.

Al estacionarme tan lejos, tengo que caminar y atravesar por el Hospital Industrial y el Hospital de Trauma. Ya tengo un amigo guardia de seguridad que me reconoce y saluda muy amablemente todas las mañanas. Algunos días, ya hay un ‘hermanito’ o una ‘hermanita’ con amplificador prendido y micrófono en mano desde las siete de la mañana anunciándole a los enfermos y visitantes del hospital la eminente venida de Jesucristo y el fin del mundo. Me río de los médicos que con el santo calor que hace, andan con la bata blanca puesta y el estetoscopio arreguindao’ hasta pa comer (cosa que considero, a lo menos, terriblemente anti-higiénica).

En ese camino diario, intercambio miradas, sonrisas y ‘buenos días’ con los empleados y visitantes, y observo en silencio las muchas caras del dolor en Puerto Rico. Observo la mamá preocupada por su hijo en las salas de espera. Observo el deambulante-residente (porque hay muchos que básicamente viven allí mismo) del Centro Médico que ya anda desde temprano caminando por allí. ¡Qué mucho trabajo hay! ¡Qué muchas oportunidades de servir! ¡Cuánto sanan, cuánto me sanan esas sonrisas que me comparten por las mañanas mis amigos del camino!

Empecé estacionándome lejos por puro ahorro y masetería. He acabo haciéndolo mi ritual diario, mi ‘reality check’ mañanero, antes de entrar a aprender un montón de cosas bien complicadas del cuerpo humano. Nunca lo leerán, pero escribí estas líneas en honor a esa gente que me encuentro todos los días, y que sin saberlo, me recuerdan por qué decidí estudiar lo que estoy estudiando. A todos ellos, gracias.