jueves, 2 de septiembre de 2010

Haití, Belleza, Estética, Paja Mental.

Hace unos meses fui a Haití. Fue un viaje que transformó mi vida de muchas maneras. De hecho, de las primeras cosas que postié aquí fue una carta que le escribí a una amiga/profesora de Haití justo al regresar de allá. Hay algo que he andado pensando desde que regresé, y que he estado ‘escribiendo’ en mi mente, para luego plasmarlo en este espacio. Les explico.

Recuerdo que cuando estaba en cuarto año de escuela superior, la maestra de español nos estuvo hablando por algún tiempo de las distintas escuelas de pensamiento sobre la estética y la belleza. Algunos teóricos, particularmente de corte más tradicional, entienden que para que algo tenga valor estético, y sea considerado ‘bello’, debe seguir un patrón bastante rígido y estricto de criterios establecido anteriormente por otros teóricos más viejos que ellos. Otras visiones más contemporáneas proponen que lo ‘bello’ se deriva de aquello que causa una sensación de placer en el espectador. El punto es que por los siglos de los siglos, los humanistas andan debatiéndose cuál de tantas formas es la correcta. Sin embargo, excepto por círculos posmodernos bastante académicos y exclusivos, me parece que la visión popular de la belleza es una mezcla entre esas vertientes que menciono. Algo que es ‘bello’ sigue un patrón predeterminado y genera en nosotros una sensación positiva de alegría, de placer, de bienestar. Yo considero bonito un ‘landscaping’ bien pulido, con las florecidas perfectamente colocadas, y la grama bien cortadita. Considero hermosa una casa recién pintada y remodelada, una mujer con cada cabello justo en su sitio. No me atrevo a bajarme del carro en algún sitio a menos que esté ‘decente’, porque si no, asumo (y posiblemente, asumo correctamente) que me van a juzgar por no andar como se supone. Ustedes se estarán preguntando qué tiene todo esto que ver con Haití, así que prometo ir al grano.

Para mí, ir a Haití fue una invitación a reconsiderar mis paradigmas de la belleza. Lo que había visto del país son las fotos que salen en el periódico, en la revista TIME, todas fotografías que de alguna forma mitifican la realidad que se vive allí. De ninguna manera las fotografías se comparan con la experiencia de estar allí y de visitar el país.

Tan pronto salimos del avión, nos topamos con un calor intenso, con el revolú de agarrar los motetes y con una masa de personas solicitando nuestra atención al salir del aeropuerto. Teníamos que movernos rápido, cargar como pudiésemos nuestras maletas, porque había que llegar al vehículo lo antes posible. La desesperación de la gente era grande, y aún meses luego del terremoto, no era seguro quedarnos demasiado tiempo por la calle con todo el equipaje. Al montarnos al carro, quedamos inmersos en el tapón de todos los días de Port-Au-Prince. En cada espacio libre que veía desde la ventana del carro, se asomaba apretujado un toldito o una caseta donde antes había habido un edificio o un espacio de grama. Por momentos, hasta vimos casetas en los islotes que separaban los carriles de ir y de venir. Nos dijeron que no habían tantos escombros como habían justo después de la tragedia, pero a mis ojos occidentales, adoctrinados a considerar la belleza como un sinónimo del orden, aquello era un desastre, un verdadero desastre. Los ríos contaminados hasta más no poder, la basura y el mal olor por todas partes. Para colmo, quise ser brava y me lancé al viaje sin mosquitero. Con el calor terrible que hacía por la noche, me desarropé… Error… Se podrán imaginar que al otro día, parecía que tenía varicelas de la cantidad increíble de picadas que tenía por todo el cuerpo.

No obstante, en medio de la obvia incomodidad de salir de mi mundo ordenado y ‘bonito’, me topé con una belleza que no conocía. Sentí que la vida, que Dios me retaba a mirar más allá, a encontrar valor y belleza en cosas que se salen de lo que yo previamente consideraba hermoso. A ver lo hermoso de una mujer cargando una canasta sobre su cabeza con una gracia, con una elegancia que yo no sería capaz de tener. A percibir belleza en un niño que se saca una sonrisa de oreja a oreja cuando te ve pasar. A permitirme ser conmovida hasta las lágrimas en ver a un barrio completo vestido con sus mejores ropas caminando por la calle y cantando canciones de camino a la iglesia. A disfrutar el placer simple de jugar con unas niñitas preciosas que no entienden ni papa de lo que tú les hablas, pero se esfuerzan porque entiendas lo que te dicen y te dan una bienvenida sincera y transparente a su mundo, a sus vidas (Mayushka, Gaillen, Princess, nunca van a leer esto, pero me cautivaron para siempre, y estoy loca por verlas de nuevo). Eso es vida. Eso es placer. Eso es belleza.

Lo que sale en la TIME, en el periódico, en la televisión, para nada se compara con lo que se vive en el país. La realidad es muy dura, la miseria es grande, la necesidad abrumadora, y la desesperanza una tentación muy grande. Sin embargo, si te permites a ti mismo sacudirte de tus ideas previas y prejuiciadas, descubrirás un universo de bellezas por descubrir.

No hace falta ir a Haití para hacer este ejercicio. No obstante, si deseas ser parte de lo que Iniciativa Comunitaria está haciendo en Haití, te invito a que escribas a abrazosparahaiti@yahoo.com. Ellos inaguraron hace poco el Hospital Corazón Alegre, para niños y niñas en necesidad de atención médica. Además, hacen clínicas ambulatorias alrededor de la isla semanalmente. No tienes que ser un estudiante o profesional de la salud, sino solo tener disposición, sensibilidad y amor para compartir.

3 comentarios:

  1. Me encanto tu post sis. Me gusta como contrastas las diferentes opiniones sobre la belleza y como utilizas todas para describir belleza. Recuerdo que una vez fui parte de una dinamica donde nos entregaban una banda elastica y teniamos que ponerla en el piso y observar todo lo que pasaba dentro del circulo que formaba al ponerla en el piso. Pasaron hormiguitas, diferentes insectos, diferentes tipos de grama. Fue grande ver tanta cosa en un espacio tan pequeno. Lo que quiero decir es que nuestros ojos al igual que la camara te permite manipular el grado de enfoque y a que distancia deseas enfocar. La "fotografia" que tu nos presentas en tu post le da fuete a cualquier foto dramatica que salga en Time o endi.com, por la sencilla razon de que tu "foto" penetra mas alla del ojo humano y plasma en nuestras mentes un Haiti lleno de vida. Te Amo Sis.

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  2. i luv u bro! acabo de ver esto! es q no me avisa al email ni nada cuando me dejan comments! anyway, por poco lloro por lo q me escribiste! i luv u too mucho!! digo, no se si es leslie o nandi, jeje, pero igual i luv u both!

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