domingo, 26 de abril de 2020

Job 6

Resulta que tuve mucho que pensar y digerir sobre Job 6. Tendré menos sobre Job 7 porque ya lo leí y los estoy preparando, jeje. Espero que puedan seguirme el hilo en este estudio bíblico popular-inventado-no-teológico que he retomado por aquí. 

 Verso 1: ¡Cómo quisiera que mi angustia se pesara y se pusiera en la balanza, junto con mi desgracia! 

 Este verso resuena conmigo. Tenemos una idea intrínseca de lo que es justicia. Cuando ocurre lo inesperado, nuestro instinto es ‘hacer la matemática’ del asunto. Y... la vida no es pura matemática. 

 Versos 9-10: ¡Ah, si Dios se decidiera a destrozarme por completo, a descargar su mano sobre mí, y aniquilarme! Aun así me quedaría este consuelo, esta alegría en medio de mi implacable dolor: ¡el no haber negado las palabras del Dios Santo! 

 Me parece hermoso y a la vez un poco perturbador esto que dice Job. Por un lado, es hermoso que Job no desea renunciar a Dios y teme renunciar ya que lo que está experimentando no sólo causa dolor sino que le causa disonancia- no ha hecho nada para merecerlo, y eso no encaja en su visión de mundo. Por otro lado, me perturba la idea de que Job prefiera morir antes que cambiar su opinión de Dios. En mi vida he experimentado esto, y a mis 32 años, me parece una visión peligrosa. A veces somos tan rígidos en nuestro pensamiento que cuando algo sacude nuestro mundo, parte del luto es sacudirnos de nuestras ideas preconcebidas sobre como las cosas ‘deben ser’. Hoy pienso en como en mi vida, ha habido un luto ante la ‘muerte de dios’ (en minúscula) en mi vida — pero sin esa muerte, no puede realmente nacer Dios (con mayúscula), como lo sigo conociendo de maneras distintas a través de mi caminar. 

Verso 15: Pero mis hermanos son arroyos inconstantes; 
Verso 21: ¡ven algo espantoso, y se asustan! 

 Siguiendo el tema que hablé arriba, pienso que de lo más triste que he hecho a otros, o que me han hecho a mí es abandonar a alguien cuando lo que le pasó o lo que me pasó ya no encaja en una visión de mundo. Quizás es la naturaleza de la vida. Pero leyendo las palabras llenas de angustia de Job en este capítulo, realmente me traslado al dolor que he sentido por relaciones rotas. Mientras más pasa la vida, más me importa amar bien a las poquitas personas que tengo cerca… y también a las muchas otras que no tengo tan cerca. Es difícil, pero las relaciones envuelven ese ‘quedarse’ cuando el camino se dificulta, ese seguir embarrándose las manos. Hay extremos, hay situaciones no-saludables— pero hay muchos ‘in between’ en esto, y creo que he sido muy pronta en ‘ver algo espantoso’ e irme. Y cuánto me ha dolido que me lo hayan hecho a mí. Quiero seguir aprendiendo. 

 Verso 25: Las palabras justas no ofenden, ¡pero los argumentos de ustedes no prueban nada! 

 Este verso es interesante porque otras traducciones parecerían tener otro significado. Aquí otro ejemplo. 

 NIV: How painful are honest words! But what do your arguments prove? 

 Creo que en ambas versiones hay verdad. Creo que las palabras justas pues, son justas, tienen bondad en ellas. Pero también, uff, cuánto duelen en ocasiones las palabras honestas. Creo que lo que tienen en común es que a veces, es necesario decir lo que sentimos, en especial en una relación. No obstante, qué importante la segunda parte del verso — ¿qué ganan los argumentos? Cuando se ama, pienso yo que deja de ser tan importante ‘tener la razón’. Muchas veces he herido gente que amo por querer ‘decir la verdad’ disfrazando mi propio ‘self-righteousness’ al decirlo. Entones, decir la verdad por decirla, por ganar un argumento, quizás no vale el dolor que pueden causar.

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